La crisis política que atraviesa el gobierno egipcio vivió su peor día ayer, cuando simpatizantes del mandatario arremetieron contra los manifestantes que exigen la renuncia del presidente Hosni Mubarak. La plaza Tahrir se convirtió en un campo de batalla donde ambos grupos protagonizaron graves enfrentamientos, dejando un saldo de tres muertos y 1.500 heridos. El vicepresidente, Omar Suleimán, condicionó el diálogo al fin de las protestas, y los grupos opositores ratificaron el pedido de renuncia de Mubarak. "Las calles están ocupadas por tanques de guerra", dijo a LA GACETA Pablo Acosta, un tucumano que se aloja a dos cuadras de la emblemática plaza Tahrir.
Adictos a Mubarak chocaron con opositores y hubo muertos
El vicepresidente pidió que cesen la protesta para que se abra una etapa de diálogo. Los distintos grupos antioficialistas rechazaron la pretensión y ratificaron la continuidad de las protestas.
CON CAMELLOS Y CABALLO. Los adeptos de Mubarak irrumpieron en la plaza Tahrir, pero fueron desmontados a los golpes por los opositores. AFP